El columnista deportivo del diario El Nuevo Herald, Jorge Ebro, reseñaba ayer en el diario número uno en el Sur de la Florida, la "sorprendente victoria" que obtuvo el boxeador cubano Yordenis Ugás, bronce olímpico en el 2008, ante el favorito norteamericano Bryant Penella; un hombre que llegó a la cita en el Buffalo Thunder Resort and Casino de Santa Fe, con dos avales: uno, derrotar en línea recta por la vía del KO a los últimos 11 rivales a los cuales enfrentó; el otro, jamás haber besado la lona.
Pero hasta ahí llegó su racha: el cubano Ugás se encargó de demostrarle a puro golpe "qué es la Escuela Cubana de Boxeo".
El propio Jorge Ebro en conversación sostenida con este redactor horas después de la victoria de Ugás, aseguraba que "sin dudas, Ismael Salas - el técnico del cubano - tenía gran parte de mérito en la victoria del cubano"
"Salas tiene una veintena de campeones mundiales", comentaba Jorge Ebro.
Labor técnica aparte, muchos aseguran que la relación personal que tenía Ugás con el joven José Fernández, tuvo que haberlo llevado a un estado superior en su pugilismo.
La pelea había sido pospuesta meses atrás debido a una lesión en la mano de Penella horas antes del combate.
Un nocaut técnico en el cuarto asalto confirió al cubano un boleto para nuevos compromisos.
Vestido con un traje blanco en el cual se podían leer, directas alusiones al joven Fernández, Ugás fue un demonio sobre el cuadrilátero, con combinaciones al cuerpo de Penella, ampliamente favorito, quien nunca encontró el camino para quitarse los puños del cubano sobre su anatomía.
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